Bienvenidos a mi blog particular donde espero que os sintáis como en casa y donde están guardadas muchas cosas buenas y no sólo la esperanza como en la caja de Pandora.

Disfrutad y pasad un buen rato, espero que después de recorrer mi Caja Particular salgáis sabiendo algo más de mí. Y por supuesto, cualquier opinión es bienvenida.

Saludos, un beso y un fuerte abrazo. Elo.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Dibujos



- Laura, Laura!, dáme el color rosa. No, ése no, el color carne, jo!.
Borro el ojo derecho y la nariz, no han quedado chulos. Joo, he borrado un trozo de la redonda de la cabeza. A ver… sí, ahora si me ha salido bien, me ha quedado muy guapo.
Le pinto la cara, el cuello y las manos de color carne, el jersey de manga larga de color amarillo y la falda de color azul marino. Luego unas botas negras.
Uso el lápiz negro también para pintarle el pelo. Un pelo negro, largo, un poquito rizado.
Ahora un poquito de azul para los ojos, una chispita que sino me saldré y quedará feo.

Le pinto una flor rosa en la mano, un árbol, una casita con techo marron y un gran sol amarillo y sonriente en la esquina derecha de la hoja con rayos haciendo ondas.
Dos nubes y un arcoiris que me ha quedado muy guay que va de una a otra.

Estoy pintando con azul claro el fondo pero ya es la hora. Recojo la carpeta y el estuche y lo meto todo en la mochila. Salgo corriendo hasta la salida y al verla me abrazo a ella y le grito: “¡mira mami te he hecho un dibujo!”

domingo, 14 de octubre de 2012

Cuánto más grande, más pequeño

"... Y empecé a darme cuenta, entonces, de que ser de pueblo era un don de Dios y que ser de ciudad era un poco como ser inclusero y que los tesos y el nido de la cigüeña y los chopos y el riachuelo y el soto eran siempre los mismos, mientras las pilas de ladrillo y los bloques de cemento y las montañas de piedra de la ciudad cambiaban cada día y con los años no restaba allí un solo testigo del nacimiento de uno, porque mientras el pueblo permanecía, la ciudad se desintegraba por aquello del progreso y las perspectivas de futuro."
Miguel Delibes. Viejas historias de Castilla la Vieja.

domingo, 7 de octubre de 2012

La Tiranía del Escritor


"- He leído la novela. Eres tú ¿verdad?.
- ¿Qué quieres decir?
- En la novela, se refiere a tí.
- Sí, más o menos, sólo en cierto modo. Richard es escritor y ya se sabe, ha utilizado cosas de su pasado.
Hace años nuestros caminos se cruzaron pero luego ha cambiado algunas cosas.
Y no lo digo con ánimo de crítica. Más bien las ha hecho suyas."

Película "Las Horas".

A veces cuando dejamos volar nuestra imaginación no pensamos en las consecuencias.


jueves, 4 de octubre de 2012

La maldición de la Princesa


“¡Por Dios! Este tampoco va a ser ÉL” – pensaba mientras tomaba un café con Alberto. Era un chico agradable, atractivo, inteligente y sensible que me trataba muy bien y con el que me sentía muy cómoda. Todo lo que yo pedía, ¿no?.
Pero hasta ahí llegaba todo. No había Amor. Nunca sería como con Claudio, mi pareja de juventud.
Ya me estaba empezando a desesperar porque Alberto era el último de una lista de romances más o menos intensos y largos que habían pasado por mi vida en los últimos años.
¡Y es que yo quería volverme a enamorar! Sentirme querida, ser importante para alguien y que no me invadiera más este sentimiento de soledad.
¿Es que ya no iba a sentir el mismo amor que me invadió con Claudio?
No lo entendía. Pero si estaba abierta a una nueva relación, a volverme a enamorar…
¿Por qué no aparecía mi hombre perfecto? ¿por qué no aparecía un nuevo amor?
¿Tan difícil era parecerse a Claudio?

martes, 18 de septiembre de 2012

Dudas


¿Por qué?

- ¿Por qué el pan de molde es cuadrado, si el chóped, salami, mortadela…son redondos?
¿Quién tiene la culpa de esto, los tranchetes?

- ¿Por qué en las películas de miedo siempre aparece una puerta cerrada de la que sale mucha luz por las rendijas? ¿Qué hacen los espíritus ahí detrás, fotocopias?

- Por qué cuando yo compré el piso, a mí no me dieron la canica que tienenlos demás vecinos (pero todos) y que se les cae o la echan a rodar a partir de las doce de la noche?

- Por qué cuando llegamos a lo alto de una montaña nos ponemos las manos en la cadera?

- Por qué abrimos la boca cada vez que miramos al techo?

- Por qué nos da por ir a la nevera cada cuarto de hora si siempre hay lo mismo?

- ¿Por qué si nunca usamos las páginas amarillas, cuando las ves en el portal te pones contentísimo y, de hecho, piensas en cogerlas todas?
-¿Por qué cuando nos cuelgan el teléfono nos quedamos mirándolo como si el teléfono tuviera la culpa?

-¿Por qué cuando nos llaman al móvil sentimos la necesidad irrefrenable de ponernos a andar de un lado a otro?

- ¿Por qué cuando estamos en un lugar alto nos obsesionamos con ver nuestra casa?
‘Mira, mira ahí, al lado del edificio rojo…’.

- ¿Por qué cuando echamos una carta al buzón no podemos evitar mirar por la ranura e investigar qué hay dentro? ¿Qué esperamos encontrar?¿Un cartero enano?

- ¿Y por qué abrimos los ojos cuando estamos a oscuras? ¿Qué creemos? ¿Que tenemos superpoderes?.

- ¿Por qué nos da tanta vergüenza quedarnos en calcetines cuando vamos a una zapatería?

-¿Por qué en cuanto nos traen el calzado que hemos pedido nos lo ponemos a toda leche?

- ¿Por qué hay tanta gente que cuando come un helado de cucurucho, a la mitad, muerden el piquito de abajo? Si saben que por ahí les va a chorrear!!!

- ¿Por qué nos hace tanta gracia que se nos quede la marca del reloj cuando nos ponemos morenos y se lo decimos al de al lado? Mira, se me ha quedado la marca, parece que llevo reloj, pero no!!

- ¿Porqué cuando un aparato eléctrico no funciona no se nos ocurre otra cosa que apretar con más fuerza el botón de encendido?

- ¿Por qué cuando alguien se va a poner gotitas en los ojos abre la boca de esa manera tan extraña? ¡Es colirio, no tequila!!!!!!

- ¿Por qué cuando cogemos una caja de medicamentos, por muchas vueltas que le demos, siempre la abrimos por el lado que no es y aparece el prospecto, ahí, doblado?

- ¿Por qué cuando nos enfadamos nos cruzamos de brazos?
¿Qué ganamos con ello?

- ¿Y por qué cuando tenemos miedo nos metemos debajo de las sábanas?
Creemos que así un cuchillo no atraviesa la sábana?

viernes, 31 de agosto de 2012

Curso del 96


16 de Septiembre, lunes
Bajo del autobús y abro el paraguas, lleva varios días lloviendo sin parar y parece que este cielo encapotado y gris ha ganado la batalla al tímido sol de los últimos días de verano. Un par de calles más allá aparece la fachada del edificio de Arte de la Universidad de Michigan y me dirijo a ella.
Después de andar por varios pasillos me encuentro con Alice, profesora de segundo curso. Me pregunta por mis vacaciones. Le respondo educada pero rapidamente porque le encanta fisgonear en la vida de los demás, así que entro en mi despacho y cierro la puerta de madera y cristal con unas letras pintadas en negro: “EDWARD BROOKS”.
Repaso algunos papeles y cojo las listas de alumnos nuevos. Al final los rumores se han confirmado, hay menos estudiantes este año.
Me quito la chaqueta, me acomodo delante del escritorio y empiezo a ordenar libros y apuntes.

18 de Septiembre, miércoles
Me he encontrado con Bruce y Mike en la reunión de inicio de curso con todo el profesorado y después vamos a comer a la cafetería de la calle Mills. Nos reímos comentando que la única novedad que ha presentado el director Hensley ha sido su nuevo peluquín.
Al volver a casa saco a Eros a pasear y está tan inquieto que me ha hecho correr a su lado como un loco.

20 de Septiembre, viernes
Después de unas horas en la facultad, ya he dejado preparadas las primeras clases preparadas para el lunes. Estoy comiendo en casa cuando me llama Bruce por si quiero apuntarme a una salida este fin de semana. No tengo ganas de aguantar a las amiguitas que pueda traer así que le doy una excusa barata y me quedo en casa.

23 de Septiembre, lunes
El primer día de curso. El campus está lleno de alumnos que entran y salen de todas partes. Saludo a Conrad, el profesor de dos aulas más allá de la mía y entro en clase seguido de unos cincuenta alumnos. Me presento brevemente y empiezo a dar teoría y a apuntar datos en la pizarra.
Les pido que hagan un pequeño ejercicio y me siento, observándolos. Me pregunto quiénes de entre todos aquéllos veinteañeros dormidos intelectualmente destacarán y me recordarán el porqué me convertí en profesor.

26 de Septiembre, jueves
Realmente creo que o las cosas mejoran o éste grupo en concreto va a ser de los peores de los últimos años. No sé si es que no les interesa la clase o no tienen el suficiente nivel. Es cierto que Dora Rice y William Johnson son excelentes pero el resto… creo que podría lanzarlos a la papelera.
También hay un pequeño grupo que podrían aprovechar algo de lo que les enseño pero están tan concentrados en sus juergas, en su inmadurez…

10 de Octubre, viernes
No me equivocaba. Mi pareja preferida de alumnos son brillantes y parece que varios más empiezan a despertar. Hoy Mike y yo lo comentábamos en la cafetería a la hora del almuerzo y a él le pasa igual, pero bueno, menos es nada. Los estudiantes cada vez vienen peor preparados y menos ilusionados por aprender.
Miramos a nuestro alrededor y me fijo en varios chicos que conozco de mi clase de arte griego. Están riendo sin parar y un par de chicas charlan animadamente. Una de ellas es una chica morena de larga melena y piel pálida llamada… no recuerdo su nombre… ah sí, June Sherman.

27 de Octubre, martes
Creo que voy a pasar a la acción – pienso ésta mañana – así que llego a la clase y empiezo a preguntar a cualquiera sobre cualquier tema, quiero que dialoguen y piensen, que la clase sea dinámica.
-Srta. Sherman, dígame el orígen de las pinturas sobre cerámica basadas en los mitos y los principales artistas que se conocen.
Ella me mira silenciosa, tranquila y me responde algo acertado pero demasiado simple. Sonrío con ironía e insisto para sacarla un poco de quicio. Me devuelve una sonrisa fría y de superioridad que me hace enfurecer.
Veinte minutos después acaba la clase, los chicos salen de clase y nos cruzamos una mirada mútua de reproche y enfado.

30 de Octubre, viernes
Hoy me he encontrado con June Sherman en la entrada de la facultad. Iba acompañada de un chico del equipo de fútbol. Cuando se han cruzado conmigo han bajado la voz. Supongo que debe de estar contándole lo raro que es su profesor de arte.
Más tarde, en la cafetería casi hemos tropezado y ha estado apunto de tirar el almuerzo al suelo. La he sujetado y me ha sonreído levemente. Para mi sorpresa mi corazón se ha acelerado.
Ahora estoy con Mike y Bruce tomando una copa pero no les comento nada, porque supongo que no hay nada que contar, ¿no?.

12 de Noviembre, jueves
Esta mañana me he levantado pensando en June. No sé qué me está pasando que me sorprendo a mí mismo mirándola o recordándola.
Entro en clase y me pongo triste, no ha venido. Pero la puerta se abre y entran algunos retrasados, entre ellos June. La sigo con la mirada mientras se sienta, esta vez en la segunda fila, a pocos metros de mí. Me mira seria, fijamente.
Si cree que va a ponerme nervioso…
La clase va pasando y la sorprendo mirándome dos, tres veces e incluso nos cruzamos las miradas ¿está jugando conmigo?. Pongo cara seria, me levanto acercándome hasta la pizarra y doy clase desde allí hasta que acaba la hora. No sé que creerá que puede conseguir, pero no caeré en su juego.

25 de Noviembre, miércoles
Ya no puedo más. El viernes pasado la ví venir por el pasillo como si fuera a cámara lenta, al llegar a mi altura me sonrió. Me dijo “sr. Brooks…” a lo que yo le contesté: “srta. Sherman” y ella rió de una forma… que me estremeció.
Hoy hemos terminado la clase y he venido a la biblioteca. Y aquí estaba, sentada tres mesas más allá, estudiando… y mirándome.
Luego se ha levantado y la he seguido por inercia. De repente nos hemos encontrado en un pasillo repleto de libros hasta el techo, en silencio, cara a cara y el ambiente cargado de tensión.
Nos hemos quedado así, quietos, un par de segundos hasta que he reaccionado y he vuelto a mi sitio a sentarme.
No puedo más. Esto es una locura. Tiene unos quince años menos que yo. Es mi alumna! Y lo que es peor: ¿qué es lo que siento por ella? ¿siente algo ella por mí?

08 de Diciembre, martes
Estoy enamorado. Lo sé. No es sólo obsesión, no es instinto ni atracción por lo prohibido. La quiero y es algo irracional porque casi no la conozco, pero es así.
Quizás me equivoque o es porque quiero ver algo donde no lo hay, pero creo que June también siente algo por mí. Lo noto en su mirada, en sus gestos hacia mí.
Acaba de salir por la puerta del aula y al entregarme un trabajo lo ha hecho poco a poco y sin pensar he rozado suavemente su mano, lo que la ha hecho sonrojarse tímidamente.
Acabo de llegar a casa. Saco a pasear a Eros y corremos durante más de una hora sin parar, necesito no pensar o no sentir todo esto durante un rato.


23 de Diciembre, miércoles
Toda la Universidad de Michigan y el pueblo de Flint está engalanado, invadido por la navidad que se estrena mañana. Todos parecemos de mejor humor y se hacen fiestas en las hermandades.
Como ya es tradición algunos profesores hacemos una pequeña fiesta en una sala del ala este. Supongo que así nos sentimos más cerca de nuestros alumnos y como si volviéramos a nuestros años de universidad.
Nos lo pasamos en grande porque Conrad cuenta chistes y Mike acaba siempre animando la fiesta, sacando a bailar hasta a la sesentona sra. Bowers.
Miro el reloj: las dos de la mañana. Estoy cansado así que me despido y paseo lentamente respirando el frío de la noche, el olor a los árboles y al césped húmedo cuando creo ver a June salir de una hermandad.
Espero un momento y la veo dirigirse a su coche. Sin pararme a pensar me acerco a ella y le digo:
-June…
-Sr. Brooks
-Por favor, Edward – a lo que ella sonríe - ¿te marchas ya?
-Sí, creo que ya es algo tarde.
-¿quieres que demos un paseo?
Levanta su rostro y nos miramos fijamente. Se acerca a mí y empezamos a andar al principio sin decirnos nada, pero compartiendo un silencio agradable.
Al cabo de un rato reúno el valor para decirle:
-June – la detengo apoyando mi mano en su muñeca – no sé si… no sé si esto es una locura, o si tú también…
-Sí, creo que yo también…
-Te quiero – le susurro justo antes de acercar mis labios a los suyos y besarla lentamente, sintiendo como mi corazón salta en mi pecho.
-Yo también te quiero – me dice.
Seguimos paseando mientras la abrazo y desaparecemos poco a poco en esta noche con perfume a invierno y luces navideñas.

martes, 14 de agosto de 2012

Insatisfacción

"Cecilio Rubes era inconstante y espiritualmente fofo y débil. A raíz de la conversación con su madre, Cecilio experimentaba un morboso placer fomentándose su dolor y su desasosiego. Era agradable pensar que estaba triste y deprimido en medio de su felicidad. El hecho de no tener motivos notorios de descontento desarrollaba en Cecilio Rubes el afán de inventarlos. Últimamente, cada noche, antes de dormirse, pasaba cinco minutos fomentándose su desazón. Quería estar triste; deseaba sentirse atribulado y solo en medio de una humanidad enloquecida por sus apetitos y su egoísmo. En esos momentos de recogimiento, Cecilio Rubes se esforzaba en arrancar de sus ojos una lágrima para poderse decir a sí mismo: "Mira, Cecilio, estás llorando. Eres el hombre más desgraciado de la Tierra".
Miguel Delibes. Mi idolatrado hijo Sisí.

Reflexiones

"En este lado del universo nadie sabe lo que quiere"

"Cuando los ineptos de tu lado te hacen tropezar has de dar un paso atrás y volver a empezar"

"Regalo el perfume del Amor y me quedo con el exilir de la Conquista"

"Empiezo siendo un misterio, luego soy un encanto y acabo siendo un sacrificio"

"Si un hombre busca una relación estable, la tiene a la vuelta de la esquina. Si una mujer busca sexo, lo tiene en la puerta de casa"

"Has pasado por mi vida y te has convertido en ingrediente de uno de mis relatos"

"Nunca llego a vivir el día de mañana"

lunes, 13 de agosto de 2012

La vida es un juego



“Cabrón! Me lo prometiste!!”… aún oigo los gritos de ella en mi cabeza y su mirada de desilusión llena de lágrimas mientras arrojaba al suelo mi maleta conteniéndose para no abalanzarse sobre mí y darme una bofetada.

No supe qué hacer, me quedé allí plantado delante de ella pidiéndole perdón con la cabeza baja. Luego unas palabras brotaron de mis labios “pero te lo he contado, te lo he dicho”.

“Fuera!!” me chilló. Le dí la espalda, cerré la puerta de casa detrás de mí y empecé a caminar sin rumbo.

Camino lentamente con las manos en los bolsillos y saludo a un par de personas. Miro el reloj del poste luminoso de la esquina. Pasan unos minutos de las tres de la tarde. Aún falta casi una hora para entrar a trabajar en el turno de tarde.
Me dirijo al bar de siempre y al entrar saludo a Ramon, el dueño, pidiendo un café en la barra.
La televisión habla sobre fútbol y hablamos del dineral que ganan los futbolistas por vivir como reyes, los muy cerdos.

Termino el café y le doy un billete de 20 euros para que me cobre.
- Oye, dame cambio para la máquina. – así que me devuelve todo el cambio en monedas de euro.

La tragaperras que está al lado de la puerta de entrada es la que más me gusta. Está iluminada y la cancioncilla no para de sonar una y otra vez. Echo la primera moneda, le doy al botón y las campanas, las naranjas dan vueltas en las ruedas pero no hay suerte.
Ni con el segundo euro. En diez minutos gasto las monedas que llevo encima así que me acerco a la barra y le digo a Ramón que me cambie otro billete de veinte.

Me viene la imagen de Mónica un segundo junto con una sensación incómoda de culpabilidad pero rápidamente se desvanece al echar la siguiente moneda. Sólo tengo suerte una vez y gano unos 4 euros pero también acaban dentro de la máquina.
Miro la cartera pero ya no llevo más dinero encima así que me voy a trabajar.

Hacía años que el juego se había apoderado de mí. Llegué a caer en tal pozo que gasté todo el dinero que tenía y tuve que vender mi casa para pagar mis deudas. Mi lucha llegó al punto de hacerme romper mis tarjetas de crédito y pedir duplicados al día siguiente o robarle dinero a mi família.

Un día decidí que era suficiente y me apunté a un grupo de terapia. Iba dos o tres veces por semana y aunque había días que casi caía de nuevo, conseguí mantenerme apartado.
Luego conocí a Mónica y empezamos un futuro juntos. Desde el primer día le hablé de mi enfermedad pero no pareció asustarse, ella decía que era valiente y que estaría a mi lado si la necesitaba.

Pasaron unos años tranquilos que parecían normales aunque por prevención no podía acceder a mi propio dinero sin autorización, no tenía tarjetas de crédito y Mónica era la que administraba el dinero y me daba cada día lo que podía gastar.
Bajamos la guardia sin querer o yo en el fondo quizás busqué esa situación y empecé a tener más posibilidades de tener el dinero a mi alcance. Un día sin saber porqué eché un euro que me sobró del cambio del tabaco y aquélla sensación tan placentera volvió a entrar en mí para quedarse.

Desde entonces buscaba excusas increíbles: haber perdido el dinero, comprar y gastar algo del cambio, etc. Rebuscaba en los bolsillos de Mónica, empecé a coger de su monedero pequeñas cantidades para que no se diera cuenta pero cada vez necesitaba más.
Al final le confesé que había jugado alguna vez, “un par de veces, te lo juro, sólo unos euros” le dije.
Me apoyó, me acompañaba a terapia y hablábamos de cómo me sentía si tenía ansiedades pero aquello sólo duró unas semanas. Enseguida volví a buscar dinero por los rincones y a gastar lo que podía sin que ella no se percatara.

Me supo a poco, necesitaba más dinero con el que poder estar más tiempo delante de una máquina o dentro de una sala de juego. Así que empecé a frecuentar algunos grandes almacenes para cometer pequeños hurtos y luego revender la mercancía a cualquier persona que se interesara.

Se convirtió en rutina, robaba diariamente en cualquier establecimiento en el que viera una pequeña oportunidad pero ésta mañana cometí algún error.
Compré como siempre algo insignificante, algo para excusar mi entrada y salida sin levantar sospechas cuando un par de guardias de seguridad me dijeron que les acompañara justo al salir del supermercado.

Me encerraron en una habitación y me registraron encontrando varias cremas de marca y algunos perfumes. Decidieron no denunciarme a la policía pero llamaron a Mónica. Yo estaba aterrado pero no sabía si era porque me habían atrapado o por tener que enfrentarme a ella.

Cuando llegó entró casi sin mirarme y escuchó al dueño de la tienda con expresión seria, prometiendo que no volvería a pasar y dando las gracias porque no presentaran cargos contra mí.
Volvimos a casa en silencio pero notaba su ira contenida, su tristeza, su miedo y su incomprensión.

Al entrar por la puerta me miró largamente y sin reaccionar hasta que se dirigió a nuestro dormitorio y la seguí. Ví cómo cogía una maleta y metió algunas de mis cosas, la cerró y la tiró con furia a mis pies. Gritó:

“Cabrón! Me lo prometiste!!”