Bienvenidos a mi blog particular donde espero que os sintáis como en casa y donde están guardadas muchas cosas buenas y no sólo la esperanza como en la caja de Pandora.

Disfrutad y pasad un buen rato, espero que después de recorrer mi Caja Particular salgáis sabiendo algo más de mí. Y por supuesto, cualquier opinión es bienvenida.

Saludos, un beso y un fuerte abrazo. Elo.

viernes, 6 de marzo de 2009

Un día cualquiera



Un frenazo, un golpe seco, ruido de cristales rotos, más frenazos, pitidos, algún grito... No veo nada, no noto nada. Creo que estoy dormida pero oigo a lo lejos una voz ... "Aquí, en su cartera dice que se llama Ana García". Alguien me despierta de mi sueño:
- Ana, Ana... – intento abrir los ojos pero me pesan, veo una luz blanca pero me molesta, no quiero abrir los parpardos pero me están llamando. Veo de manera borrosa una cara que se inclina hacia mí.
- Ana, hola.
- ¿Qué me ha pasado? – digo mientras intento despertar del todo e incorporarme.
- Tranquila. Soy Miguel, un médico. ¿ No te acuerdas de lo que ha pasado, Ana?
- No.
- Está bien, no te preocupes ¿de acuerdo?. Has tenido un accidente con el coche, pero ahora te vamos a llevar al hospital con la ambulancia.
- ¿Un accidente? – la barbilla me tiembla un poco. Miro a mi alrededor y el médico me sonríe. Más allá veo una chica de pie acompañada de un policía, que llora y me mira preocupada.
- Ana, mírame. Te estoy examinando, y enseguida te llevaremos al hospital, tú no te preocupes. Esa chica dice has chocado contra ella con tu coche. ¿no recuerdas nada?
- No, no... – se me escapa una lágrima. Tengo frío. Miro mi cuerpo. Tengo la camisa rasgada y ensangrentada, los pantalones húmedos por no haber podido contener la orina y veo que he perdido un zapato, dejando aparecer un pie inflado.
- ¿dónde te duele Ana?
- Me duele... me duele el pecho. Me duele mucho el pecho, y la pierna, ésta, la derecha, el pie... y la cabeza. – me toco la frente, el cabello lo noto húmedo por algo pringoso.
Me coge la mano, la retira del pelo y la sostiene unos momentos. Me toma el pulso, me ponen un collarín, unas inyecciones y un suero o algo así, no sé, es una bolsa transparente con un líquido que parece agua, que un enfermero coge con la mano en alto, mientras muy poco a poco intentan tumbarme en la camilla.

- Mi teléfono.... por favor, llamad a mi marido. Está en.... coged mi bolso. – miro mi coche cuando levantan la camilla y la orientan para introducirme en la ambulancia. Es un amasijo de hierros humeante que descansa en un charco de gasolina y aceite. – Mi coche, mi coche... – el enfermero me toca en el hombro suavemente, posa su mano sobre él, noto su calor humano y levanto la mirada. Una lágrima de soledad y turbación recorre mi mejilla.
- Tranquila, Ana. Enseguida llegaremos al hospital, y te pondrás bien, ya verás.... Ana, Anaaa.- Oigo mi nombre cada vez más lejos y mi mundo se oscurece por completo.

Vuelvo a despertarme muy poco a poco con el ruido de la sirena de la ambulancia. Tengo frío y noto el cuerpo muy extraño, me duelen todos los músculos, los noto tensos y me duele la lengua, que me sabe a sangre.
- Ana, ya estás despierta. Estamos a punto de llegar – Miguel se inclina sobre mí y me ausculta el pecho.
- ¿Qué me ha pasado?
- Has tenido un ataque con convulsiones. Es a causa del accidente pero ya llegamos.
Me duele..... me duele todo, por dentro y por fuera. Me siento muy débil y con ganas de dormir. Lloro sin darme cuenta y pienso en si voy a morirme. Tengo miedo a morir, quizás porque tengo cosas que perder. Pienso en mis padres, en mi marido, pienso en mis hijos. El sopor me invade e intento plasmar la imagen de todos ellos en mi mente. Me duele más el pecho, y quiero dormir....
Oigo de fondo cómo Miguel se mueve rápido a mi alrededor, habla en voz alta con alguien, grita, se mueven sobre mí, tocan mi pecho, lo masajean, creo que me está llamando.... me parece oír mi nombre, pero yo estoy viendo a mis hijos. Sonrío.
La imagen se queda quieta un momento y luego cambia. Recuerdo que en casa se ha acabado el champú y también tengo que comprar bolsas de basura. Me veo a mí misma apuntándolo en una nota ésta mañana antes de salir de casa, para ir al supermercado después del trabajo.
Frunzo el ceño.... ¿pero ... qué es esto? ¿Lo último que va a pasar por mi mente antes de morir es la imagen del Johnson’s And Johnson’s?? Empiezo a enfadarme, conmigo, con el destino o con el posible ser superior que me está haciendo ésta mala jugada en un momento tan delicado.
¿No debería ver un resumen en imágenes de mi vida, una luz blanca, sentirme en paz conmigo misma y luego avanzar hacia ésa luz antes de morir? ¿Se puede saber que hago recordando la lista de la compra??
No, así no, así no me va a suceder, pienso. Creo que estoy apretando las manos, aguantando la respiración, aspirando fuerte y....

- ¡Ya, ya!! ¡La tenemos!! ¡Ha abierto los ojos!! ¡Las constantes se estabilizan!! ¡Vamos rápido!!- Miguel me aparta el flequillo de la frente – Ana, ya hemos llegado. Estás a salvo.
Yo sólo le sonrío y muevo afirmativamente la cabeza. Sé que hoy no me voy a ir.

No hay comentarios: